MOSCAS
Por
Giovanni Sandoval
El veintisiete de febrero del 2010 a las 3:34 hrs
de la madrugada, en Chile, o mas precisamente en la zona centro sur del país.
Se produjo un “mega terremoto”, como fue
llamado por la prensa; De 8,8 grados
Richter, fue el sacudón que remeció a la población. Echando abajo caminos,
autopistas, hospitales, edificios. Trizando casas y muros. Treinta minutos
después del movimiento telúrico, una enorme ola
barrió con algunas costas de la nación, dejando muerte, heridos, personas
extraviadas y destrucción a su paso. Pérdidas
humanas y económicas millonarias para el país que estuvo paralizado
económicamente por casi dos semanas.
Rodrigo Fernández era guardia de
seguridad de un condominio en Algarrobo, tuvo que trabajar dos días después del
terremoto, el generador del condominio estaba funcionando al ochenta por ciento
de su capacidad; los veraneantes de ese fatídico febrero, huyeron despavoridos
a Santiago, a revisar sus residencias dejando el idílico edificio vacio. Rodrigo
de treinta años y cinco como guardia, casado y con dos hijas de siete y nueve
años. Se presentó a trabajar esa mañana a las ocho de la mañana a tomar el
turno de ocho A.M. A tres P.M. Y se
recibió con la novedad que una tubería
del enorme alcantarillado estaba rota y el hedor, gases y calor que emanaban de
esta cañería, era insoportable.
A las diez de la mañana mientras escuchaba una
pequeña radio IRT que le hacía compañía. Los jefes se encontrarían fuera todo
el día y él debía mantenerse en el puesto hasta que su relevo llegara. Pero
Rodrigo se aburría con facilidad y para matar el tiempo fijo su mirada en las
insistentes moscas que revoloteaban por la portería.
El portero tomo un diario añejo y después de
hojearlo un rato se aburrió del incesante zumbido que hacían las moscas a su
alrededor. Decidido enrollo el diario y comenzó a matar moscas. ¡plaf!.Tres
moscas muertas de un golpe. ¡¡plaf!!,
¡¡plaf!! Ocho moscas más. ¡plaf!. Cinco moscas más; Las malditas se
escabullían, huían horrorizadas por el cuarto de la guardia, pero Rodrigo se
movía por el cuarto cual gladiador blandiendo
su remedo de espada. ¡¡ZUAC!!. Cinco
moscas más “ji,ji” pensó, “cuatro a cero”, la portería por fin se veía libre de
insectos malditos y cochinos que ya no
lo molestarían.
Quince minutos después de que Rodrigo había tomado
su puesto nuevamente en su silla giratoria, las moscas habían empezado a zumbar
de nuevo. Rodrigo se desemperezo y tomando su arma-diario, se dispuso a limpiar
su sector de trabajo. Se levanto decidido y comenzó su fatídica misión de
deshacerse de las malditas “no invitadas” a su puesto de labores.
¡¡zac!!..., ¡¡zac!!...,-mataba moscas a diestra y
siniestra-¡¡plaf!!...,¡¡trap!!..,- esas moscas que interferían en el trabajo:
Marcador: diez a cero, “A mí no me van a
ganar”, diez, doce, quince moscas muertas: “esto sí que es un trabajo fácil”, se
decía Rodrigo mientras esperaba y aguzaba la vista,
Esperaba un
poco más… y luego atacaba.
- ¡¡veinte a cero!!- grito excitado y bailo un rato
por el estrecho cuarto-garita. Luego, cansado se sentó en su trono de mando y
resoplo cansado y aburrido.
-
A mi no me van a ganar- se dijo a sí mismo.
Diez Minutos después más moscas lo acosaban.
Rodrigo tomo su arma y se lanzo a
exterminar insectos como un poseído con sed de sangre… y de moscas. Un asesino
que se hace fuerte con cada mosca fallecida.
Tres Horas después, el marcador iba doscientos a
cero. Rodrigo a esa altura estaba muy cansado y sudado. Pero en la portería las
moscas se propagaban como un virus apocalíptico. Rodrigo descansó unos minutos
y pensó en tapar el ducto por el cual estos infectos entraban y salían….y así lo hizo.
Se dispuso a tapar la tubería abierta con diario y
otros elementos parecidos que encontró por ahí. Eso detendría al enjambre
maquiavélico de insectos.
Algunas
moscas quedaron por ahí volando y revoloteando con ese zumbidito que
harta a cualquiera.
Ahora el portero se sentó en su silla y el
cansancio lo venció…
Y se durmió.
Media hora después, lo despertó el “zum zum” de las
moscas y se levanto de golpe: el tapón no estaba en su lugar, lo habían movido
y el cielo era una asquerosa nube negra que se movía y zumbaba como poseída con
magia negra, era un espectáculo terrorífico. Por primera vez se asusto. Comenzó
a dar golpes a la masa oscura y zumbante, pero estas criaturas, astutamente lo
esquivaban. “ja” pensó, “me quieren ganar pero no podrán: soy superior, mi
cerebro es más grande y poderoso”... Mato algunas mas por aquí y por allá…
Pero
las moscas atacaron…
Primero se centraron en su cara…
Cayeron en picada por todo su rostro. Rodrigo en un
estado de desesperación y repugnancia se golpeo repetidamente la cara con el
rollo del diario que estaba en el escritorio. Las moscas entraron por sus
orificios nasales, saturando estos e impidiéndole respirar. Otras cientos
atacaron sus oídos afectando el tímpano. El guardia asqueado se golpeo los
oídos con las manos abiertas y por fin gritó.
-¡¡Puaajjjhh!!-
vomitó; devolvió todo el desayuno y unas cuantas moscas vivas venían en
el. Estas se devolvieron y junto a otras miles se apoderaron de la boca
completa del portero. Este se llevo las manos al cuello y a la vez saco la
lengua tratando de toser, pero al requerir aire, millones de moscas alborotadas
y zumbadoras ingresaron por su garganta a sus pulmones, a su estomago y a todo
sus órganos internos.
Rodrigo lucho como pudo. Golpeándose contra las
paredes.
Saltó como
enajenado y desesperado…
Se golpeó el
rostro y las orejas hasta sangrar…
Braceo
tratando de nadar a un lugar más seguro de su mente...
Pero ya era tarde…
Rodrigo ya
vencido, cayó estrepitosamente de bruces al suelo y las moscas lo cubrieron
totalmente…
Por dentro
y por fuera.
Cuando llegó el Relevo de las tres de
la tarde. Manuel encontró a Rodrigo tendido en el suelo, irremediablemente
muerto. Con los ojos horriblemente reventados,
la boca abierta desmesuradamente, como si al último momento de su vida,
tratase de tomar el ansiado bocado de aire, que las moscas le quitaron.
“trescientos a uno” pensó en su diminuto cerebro la
mosca reina que aun revoloteaba por ahí.
Fin.
Algarrobo,
Septiembre 2011.
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