UTOPÍA COLEGIAL

UTOPÍA COLEGIAL

 Cuando Kevin Contreras despertó esa mañana, miró su reloj pulsera y se percató asombrado que se había quedado dormido, así que saltó de la cama, se quitó el pijama y se puso los pantalones del uniforme escolar. Mientras hacía eso, obligaba a su mente a activarse, a prenderse y a enfocarse en las tareas de hoy. "Hoy es viernes" pensó, "hoy toca historia, matemáticas y ciencias sociales... <La educación en Chile> es la materia y la tarea que dejaron" su mente se había activado y estaba en modo "colegio". Fue al baño y se mojó la cara, las axilas y el pelo. Se secó, se peinó, se puso desodorante en barra y en aerosol, se lavó los dientes y se dio una última mirada al espejo. Peinado y lavado. Estaba listo para otro día de colegio. Otro día de aprendizaje, otro día feliz.
 Salió de su casa masticando un pan con mermelada y acomodándose la mochila en la espalda y caminando rápido se dirigió al paradero a esperar la 710 que lo llevaría al templo de la sabiduría, el Liceo Mackenna. Mientras caminaba hacia el lugar, se percató muy en lo profundo que había algo raro, la mañana estaba cálida, cálida, eso ya era raro. De hecho, esto le gustaba a Kevin, la idea de andar tranquilo por las calles. Un viento tibio le movió el cabello. Mejor se apuró al paradero.
 Diez minutos después llegaba el microbús puntual, recién pintado y limpio; Kevin junto a otras personas subió a este, el conductor con una sonrisa amplia y amable saludaba uno por uno a los pasajeros "muy buenos días, buenos días, buenos días... " con una monótona educación que era la regla dorada en la que se cimentaba la nueva sociedad mundial. El respeto, los buenos modales. Los pasajeros del bus iban leyendo algún libro o conversando en sus puestos o simplemente escuchando música con sus audífonos. La gente era amable, sencilla y hogareña. Por los parlantes del transporte se escuchaban las noticias, entre las cuales se resaltaba el fin de la pobreza en el mundo, ya que la asociación de beneficencia de los poderosos magnates filántropos del planeta tierra (ABEPOMAFIL) se habían puesto de acuerdo y anualmente obsequiaban alguna villa completa, dotada con luz natural, agua, alcantarillado, biblioteca digital completa con wi fi y por último un centro médico a algún poblado pobre de algún país necesitado.  Nadie era tan pobre de no tener un hogar digno donde vivir o sus hijos. Se anunciaba también la cura del cáncer y del SIDA. Se había hallado un GEN molecular que combatía directamente la célula enferma y la reparaba o la eliminaba, la quitaba del ADN de ese cuerpo y la reemplazaba por una sana. Ya se estaban repartiendo el remedio a los enfermos...
 Cincuenta minutos después, llegaba al establecimiento y ya eran cinco para las ocho. "Atrasado" se repetía Kevin, no le gustaba llegar a última hora a la sala de clases, ni faltar. A ningún alumno le gustaba faltar, mas allá que era una regla social, al alumnado le gustaba participar en clases, para esas jóvenes mentes, solo el hecho de asistir y aprender en la sala era ya un quiebre al antiguo Status quo que imperó en el pasado, la ignorancia, la pobreza, la corrupción y las enfermedades no tenían cabida en este nuevo orden mundial. El planeta había estado muy enfermo, funcionaba mal, los inviernos y veranos eran extremos y la primavera junto al otoño se habían perdido como estaciones, solo había vagos recuerdos de arboles amarillos cambiando su pelaje o el hermoso florecer multicolor de las primaveras mundiales. La depresión, el insomnio, el alcoholismo y la drogadicción habían tomado este azul planeta y lo había vuelto transformado en “blue” (triste); los egos, los logos, el poder, la belleza externa se habían vuelto tan importante en la vida de los humanos que se volvieron incapaces de volver la vista al costado y preocuparse por el prójimo, al contrario, la raza humana se volvió belicosa, egoísta, partidista y…
 Comenzaron las guerras, los bombardeos, las plagas, las infecciones, las hambrunas, la gente se hería mutuamente. Era terrible, habían avanzado dos mil años desde la muerte del Cristo y nadie daba un peso por ese loco hipiento que una vez se dejo matar por su creencia en la no violencia. Los pacifistas, los trovadores y sus guitarras, los poetas y metáforas, los artistas en general fueron callados, silenciados, algunos fueron muertos y enterrados junto a sus temibles creaciones que atentaban contra el modelo capitalista y socialista reinante en el mundo. Los presidentes eran solo bufones enloquecidos que trataban de agradar a los miembros del partido y no a la gente que votaba por él.
 El profesor en clases hablo de como un día cualquiera, la madre tierra se canso de sufrir y llorar. Se canso de ver a sus hijos matándose entre sí, mutilándose para poder comer, creando armas para exterminar aldeas o pueblos completos, creando venenos mortales para infectar hospitales, colegios o guarderías, creando píldoras para enfermar a los ancianos y creando tecnología para absorber la mente de la juventud y con eso crearon un mundo virtual y hedonista, un mundo totalmente loco e irreal. A los jóvenes los confundieron sexualmente y no estaban seguros si pensar como hombre o mujeres, a las mujeres las convirtieron en objetos de trofeo sexual y la que no deseaba eso era relegada a vivir una soltería solitaria. A los adultos le dieron tanto de donde elegir que en veinte años no había matrimonios y todos eran seres solitarios que buscaban compañía entre la frialdad del maldito internet. La maldad había llegado a limites incuestionables y nadie iba a hacer algo.
 Una mañana, la tierra amaneció enferma, tenía temblores en su cuerpo, se sentía muy mal, vómitos de lava por todas partes, fiebre alta y sus polos se volvieron agua, tos convulsiva que hizo que algunos huracanes asolaran algunas islas del Caribe. Estaba enferma, debía sanarse de alguna manera. Arriba, el padre sol la miraba con amor, con compasión. El padre sol entendía sobre la regla del amor infinito y universal que regía al basto universo e hizo una leve explosión solar, casi un eructo. 
 Pero la madre tierra comprendió…
 El mar se recogió de sus playas peligrosamente, se recogió dejando lanchas, barcos, buques y portaaviones encallados en la arena. Los peces quedaron boqueando tan sorprendidos como los marinos y los humanos. La tierra comenzó a zumbar suavemente y luego comenzó a vibrar, el viento se detuvo un momento en todos lados. Luego fue todo. La tierra comenzó a moverse de una manera impresionante, eran ondas que hacía que las casas, edificios, escuelas, regimientos y toda construcción cayera y aplastara a la gente con ella. El mar salió de su fuente y recorrió la tierra por kilómetros, destruyendo y matando todo a su paso. Edificios, postes, torres, todo, todo se sumergió en el mar y su furia, los volcanes hicieron explosión en todos los lugares que hubiera uno. Por muy pequeño que fuera, hacia ebullición enviando rocas de fuego hirviendo a los cielos que cuando caían causaban destrucción y muerte. Los huracanes y los tornados no se hicieron esperar e hicieron volar todo por los aires. La tierra estaba descargando toda su furia contra sus hijos, esos hijos que abusaron de una madre tierra mansa y silenciosa, una madre tierra acogedora y bendecidora, una madre tierra enorme, bella y verde. Ahora mostraba su peor y mas cruel cara. Los humanos oraban a los dioses de su creencia, pero ya era tarde, nadie moriría por nadie y todos, justos y pecadores moriría por la mano justiciera de su madre, la madre tierra. Una vez hecho esto el padre sol, triste por lo que inevitablemente había pasado, se comenzó a apagar.
 El poderoso y patriarcal sol comenzó a apagarse y le ordeno a su hermana menor, la luna, no entrometerse con los mares ni nada, la raza humana estaba castigada a sufrir las inclemencias de su ególatra estupidez, su pecado de vanidad, su gula insaciable de todo y nada. Cincuenta años de sufrimiento soporto la madre tierra, llorando, sufriendo, supurando tristezas por sus ríos, canales y mares. Los días grises y lluviosos eran adornados con noches oscuras y tétricas. La poca gente que quedo debió intentar reunirse y sobrevivir con lo poco que quedo, así se formaron aldeas agrícolas de ayuda, no querían caer en el mismo error e intentaron hacerlo diferente, dejaron las creencias y religiones de lado, dejaron los tipos de raza de lado, dejaron las ideas políticas a un lado y escogieron lo mejor de cada cultura, de cada ideología, de cada religión o pensamiento. Así llegaron a una idea única de gobierno. Un gobierno totalmente benefactor y pro humanos. Tomaron el modelo japonés de educación, con pizcas del modelo Francés y danés. Se crearon escuelas públicas con énfasis en la protección del medio ambiente, el respeto, la auto disciplina y la educación conducente a engrandecer al ser humano y al espíritu.
 Kevin estaba maravillado con este nuevo orden, la sala era blanca, iluminada y limpia. Los maestros se dirigían con respeto a los estudiantes y estos demostraban lo mismo a los profesores. Había alumnos de todas las razas, todos perfectamente uniformados, todos con apetito de aprender, todos levantaban la mano para preguntar, todos con deseo de conocimiento.
 El profesor explicaba que en este nuevo orden mundial había un grupo de presidentes que hacían de administradores de los bienes de los terrícolas. Ellos repartían los fondos y ganancias equitativamente entre los humanos y eso había funcionado hasta el momento, la gente ganaba lo que correspondía y a la vez ayudaba al necesitado. Las enfermedades se habían minimizado a niveles impactantes, la gente trabajaba con total seguridad y agrado, las artes habían fluido exponencialmente en todas las áreas y se demostraba en obras, pinturas, libros, canciones, etcétera. Kevin estaba atento a las explicaciones del profesor que su mente comenzó a cansarse, de pronto, mientras el profesor hablaba, Kevin se durmió.
 Lo despertó un bocinazo que hizo que lo hizo sobresaltar, le dolía la espalda y el cuerpo completo. Era de noche y hacia frió, Kevin miró a su alrededor y se encontraba en un callejón hediondo a orines, él dormía entre unos cartones y hojas de papel de diario. “¿Que había pasado?”, se preguntó, la resaca y el dolor de cabeza del vino y la heroína estaban causando el otro efecto, la abstinencia y la recuperación del cuerpo, se levantó y camino hacia la avenida y los autos voladores iluminaban un cielo nublado de smog, una noche contaminada entre las luces de los casinos que no se apagaban nunca…
 Kevin se sentó en el pavimento húmedo y apoyo la espalda en la pared y cubrió su cara con sus manos y comenzó a llorar…
 “Hacia tanto que había tomado la mala decisión de dejar de estudiar”, buscó entre los bolsillos de su chaqueta y encontró una botellita de vino barato. “por el futuro” pensó y se sirvió un trago.
Fin

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