Amor virtual
El primer golpe en la puerta despertó a todos en la casa. Viviana miro la hora en el reloj del velador y vio que eran las tres treinta de la mañana. Samuel que estaba al lado preguntó sobresaltado y despertando si había escuchado el golpe. Ella le dijo que sí, que parece que había alguien en la puerta. Otro estruendoso golpe en la puerta y se escucho abrir y romperse. Viviana saltó de la cama y fue a prender la luz del dormitorio. Por el pasillo se escucharon pasos. Pasos duros, pesados, decididos. Viviana escucho abrir la puerta de un dormitorio. No sabía de cuál de sus hijos que dormían en los dos dormitorios antes que ellos. Los unía el pasillo. ¡La voz de María Antonieta estremeció la casa... ¡¡Mamaaaaaaa!!...
Un estruendoso disparo silenció la voz.
Viviana gritó desesperada y corrió hacia donde Simón. Simón la abrazo y busco con la mirada algo que pudiera servir de arma en el dormitorio... No encontró nada en el piso. Zapatos, cinturón, pantuflas, nada... Los pasos siguieron en el pasillo. Viviana de pronto miro a Samuel y le dijo...- ¡¿Jaime?!... - Samuel se acordó de su otro hijo adolescente, Jaime. Otro paso, otro paso, otro paso y un fuerte golpe a la otra puerta; La de Jaime.
-¡¡Noooooo!!- Gritó Simón. Otra patada a la puerta del dormitorio del hijo, la puerta cedió. El grito asustado del hijo estremeció el silencio... -¡¡Nooooooooo!!...- Y otro disparo angustió la casa.
Simon corrió a la puerta y la abrió de golpe esperando enfrentarse al asesino. Otro disparo recibía al padre en la puerta y lo enviaba expulsado unos metros atrás, con un agujero sangrante en el muslo.
-¡¡Aaah… Aaahhaaarggg!!- Simón gritaba de dolor y se tomaba la pierna tendido en el piso donde ya se formaba un charco de sangre. Los pasos avanzaron y Viviana se orinó de miedo en un rincón del dormitorio. Un hombre robusto entro en la habitación, vestía jean azul y suéter negro con capuchón que le tapaba medio rostro. El resto de la cara llevaba una bufanda modelo medio oriente. Entre sus manos una escopeta aun humeante. El tipo entro y miro en la habitación hasta que la vio. Se acerco decidido, se puso frente a ella y apuntándola se quitó la bufanda, la capucha y le preguntó enfurecido en tono argentino...: -¿te acordás de mí?-
La lluvia arreciaba esa noche, estaba helado y el invierno se hacía notar con toda su crueldad en Santiago. Faustino Coletti estaba bajo un árbol que no lo protegía de la lluvia, pero sí de la potente luz del foco del poste. Vestía una chaqueta de cuero negro y jeans oscuros. Zapatillas y cubría su calvicie rapada con un gorro con visera NIKE. El tipo de negro llevaba tres horas vigilando la puerta de la casa 992. Así decía la dirección. Los Aromos 992, villa los artesanos, Ñuñoa, Santiago. Volvió a mirar la hora y su reloj pulsera le dijo que eran las tres de la mañana. El hombre salió a la lluvia torrencial y caminó con paso decidido al umbral del hogar. Faustino era alto y fornido, sin ser gordo. La lluvia, la noche y el frío lo recibieron con los brazos abiertos. Caminó decidido hacia el objetivo. La lluvia caía con baldes sobre él, pero parecía no importarle. Empapado llegó a la puerta de la casa y probó abrir la puerta girando el pomo y como era lógico, estaba cerrado. Faustino bajo el cierre de su parca y sacó una escopeta Riot recortada, con tranquilidad y habilidad destrabó el seguro, hecho el cierre atrás y del bolsillo saco seis cartuchos y cargó el arma. Cartucho por cartucho en el interior del armatoste. Cerró el cierre de esta y procedió a prepararla. Con tranquilidad miró a los lados, la calle y las casas vecinas estaban en silencios. Solo el ruido de la lluvia rompía el silencio de ese miércoles veinticuatro de abril... De su otro bolsillo saco un papelillo con cocaína, lo abrió, tomo un poco con la uña y se puso un poco entre los dedos, acercó la nariz e inhaló. Esperó unos segundos para que la droga hiciera su efecto en su cerebro y se decidió a entrar. Levanto la escopeta, apuntó a la cerradura y disparó. El estruendo hizo despertar a la familia, la cerradura en la puerta de madera de roble explotó en astillas dejando un enorme forado. Dio una patada frontal a la puerta y esta se abrió, el hombre ingreso decidido a la casa y se enfrentó a una sala de estar a su izquierda, la habitación estaba oscura, la casa estaba en silencio... Al lado había una mesa y sus sillas ordenadas, era el comedor. A su derecha, una cocina americana, pasillo al centro y a la izquierda los dormitorios. El hombre comenzó a avanzar con el arma preparado a disparar. En la primera habitación el pomo de la puerta giró y una adolescente en pijama con la cara de Barney en el pecho salió sacándose las lagañas, se sobresaltó al ver cara a cara con el extraño en su casa. La escopeta la tenía en la cara, la niña se asustó y gritó: -"¡¡Mamaaaaaa!!"…- el hombre sin pensarlo mucho percuto el disparador y el fogonazo le destrozó a la chica la cabeza repartiendo sangre, huesos, sesos y pelos por la pared. El cuerpo cayó al piso aún convulsionándose. Faustino recargó el arma y avanzo a la siguiente puerta y al ver que no se escuchaba ruido la pateó, la puerta cedió y se abrió de golpe, un muchacho en pantalón corto y torso desnudo estaba dentro. Tenía los ojos muy abiertos y asustados. No por favor le dijo al ver el cañón apuntándole a la cara. Luego el pantalón del chico comenzó a mojarse, se estaba orinando. El hombre apunto al pecho y disparó...
El muchacho salió expulsado hacia atrás con un enorme agujero sangrante en el pecho y ya sin vida. miró a la última puerta y hacia allá se dirigió. De pronto la puerta del dormitorio se abrió de golpe y un hombre armado con una lámpara se le fue encima. El intruso apunto al muslo y disparó… e inmediatamente recargó. El dueño de casa (Simón) se fue hacia atrás con el muslo destrozado y la pierna colgando en un a hilacha de tendón sangrante. El poderoso disparo había atravesado la pierna dejando expuestas carnes, huesos y mucha sangre que chorreaba al piso como la vida misma.
El hombre ingresó al cuarto y busco a la mujer (Viviana) que lloraba y gritaba desconsolada en un rincón de esta... Estaba desesperada y petrificada. No entendía lo que pasaba. El intruso paseó la mirada por el cuarto y se detuvo en la mujer. Ahí la furia brilló en sus ojos y con el arma apuntándole al rostro se le acercó...
-¿te acordás de mí? - le preguntó sacándose la capucha.
-¿qué? - la mujer no entendía que mierda pasaba, el tipo halaba con acento argentino y le preguntaba si lo conocía y ella solo quería saber como estaban sus hijos. Solo quería estar con sus hijos…
-¿Te acordás de mi maldita hija de puta? – volvió a preguntar Faustino a Viviana, pero ella no hacia contacto visual con él. Tenia los ojos inundados en lágrimas. Estaba alelada y solo gemía. - ¡Miráme conchuda…! ¡miráme a la cara mal parida o le doy el toque final al cornudo de tu marido! – ahí Viviana lo miró y le suplico que no les hiciera daño… hablaba mientras lloraba, gemía e imploraba. -no, no, no, no mas por favor…- Viviana movía la cabeza de un lado a otro, pero el miedo no la hacia comprender lo que Faustino decía. Faustino dio dos pasos y la abofeteo fuerte en la mejilla. Primero con el dorso y luego con la palma de mano. Viviana reacciono, un poco, pero lo miro a la cara. Primero asustada y luego con odio… luego incredulidad. Simon no tenia idea que mierda pasaba y su muslo no dejaba de sangrar. Las sienes le estallaban y estaba angustiado por la muerte de sus hijos. Se sentía confundido, cobarde y vulnerable… silenciosas lagrimas corrían por sus mejillas. Faustino con ojos enloquecidos se dio cuenta que Viviana lo había reconocido… - ¡veo que te acordás de mi perra, he!, contale a tu marido perra, contale como nos conocimos y yo pondré la guinda de la historia…- Faustino tomo de un brazo a Viviana y la lanzo en la cama, busco en su espalda y saco un revolver de seis tiros, dejo la escopeta en el mueble de ropa (alejado del matrimonio) se desabrocho el cinturón, luego el pantalón y metió la mano… al sacar la mano traía con ella su miembro viril enorme, erecto y colorado. Puso el cañón en la boca de Viviana e introdujo su mano entre sus piernas. Viviana dormía sin calzón así que levanto la húmeda camisa de dormir y se acomodo entre sus piernas… y la penetro. Con rabia, con furia, con pasión la embistió hasta el fondo una vez, otra vez y otra vez… hasta que el bendito clímax corono su proeza con una violenta eyaculación… seguido Faustino tomo su miembro y lo sacudió en el rostro de Viviana. Pero ella estaba con la vista perdida, estaba en otro sitio, estaba muy lejos abrazando a sus hijos.
Simon estaba casi desmayado, había perdido mucha sangre y el shock era terrible. Faustino se acercó a el y le dio una patada en las bolas que lo hizo reaccionar y… vomitar. – no te duermas venado, esto aún no termina, falta lo mejor…-
Faustino caminó al centro del dormitorio, Viviana estaba sentada en la cama y a la derecha, desangrándose en el piso, estaba Simón muy pálido. Faustino buscó una silla y encontró un velador, boto lo que había encima y se sentó…
-¿querés oír una historia, CORNUDO?...- y Faustino sacó un cigarro medio mojado y lo prendió.
Continuará...

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